El retrato es el medio que nos permite
reflejar las cualidades físicas y psicológicas de una persona. A través de
diferentes técnicas, podemos plasmar su vida, aficiones, energía, motivaciones,
emociones, incluso sus estados de ánimo.
La observación y la conversación son
habilidades básicas para profundizar en el mundo del retratado/a. Es importante
conocer a la persona. Un momento distendido se puede dar con una taza de café.
Conocer sus gustos, ilusiones, retos y anécdotas, puede darnos su imagen global.
En esta conversación podemos percatarnos de sus expresiones faciales
características, fisionomía y gestos relevantes que luego aparecerán en la
obra.
A veces, no es posible conocer al retratado/a,
bien porque sea una sorpresa, bien porque haya fallecido. La información en
estos casos se puede recabar por sus familiares y amigos.
En ambas situaciones, es importante disponer de diferentes
fotografías de la persona y si fuera posible algún documento audiovisual. Las
típicas fiestas de cumpleaños o familiares son documentos que dan mucha
información sobre las expresiones de las personas.
El tamaño y la técnica vienen determinadas por los gustos del cliente. Las técnicas utilizadas son muy variadas: acuarela, óleo, pastel, lápiz, acrílico, grabado, mixta… Respecto al tamaño, podemos realizar desde planos enteros (o plano figura) hasta planos de detalles (utilizados para enfatizar)
Además de los gustos del cliente, el profesional debe orientar a la persona sobre la técnica, soporte, tamaño y marco que más se ajusta a lo que solicita, al espacio en que se va a ubicar, los gustos de la persona retratada, etc. Pueden ser de utilidad preguntas del tipo ¿qué te gustaría resaltar? ¿Qué es lo que más te gusta de esa persona a la que vas a regalar un retrato? ¿Quieres un retrato situacional? ¿Un retrato de familia?...
Como retratista profesional, disfruto cuando me dan libertad para elegir la técnica, el tamaño y la composición. Tras realizar el estudio, conecto con el personaje. Me gusta crear un espacio dentro del retrato, un espacio de continuidad, de luz, serenidad, equilibrio y relajación. Disfruto dando vida a sus ojos. Estudiar sus gestos, su mirada, qué te dicen y, al final, haber conseguido plasmar el espíritu de esa persona.